RESEÑAS DE LÁPIZ Y PAPEL: Análisis de la novela “Cándido o el optimismo”, de Voltaire. Por JESICA SABRINA CANTO

“Cándido, o el optimismo” es una novela de subgénero sátira publicada en 1795, escrita por el filósofo francés François-Marie Arouet, más conocido como Voltaire, pero que fue firmada con el seudónimo “Monsieur le docteur Ralph” (“el señor doctor Ralph”), cuyo tema principal es la tolerancia entre religiones. Se lo considera un relato  filosófico que procura efectos humorísticos.

Se considera que la obra fue planificada para ser una obra de literatura internacional, publicándose en diferentes idiomas casi simultáneamente, atrayendo mucha atención y críticas, en un contexto de fuerte Imperialismo. Posee un estilo de payasada, bufonada, haciendo uso de elementos fantasiosos para hacer una crítica a la sociedad. El autor estaba interesado en el efecto del libro “Lis viajes de Gulliver”, de Jonathan Swift.

La idea de sátira está presente ya en el título, en la época en que fue escrito (de la Ilustración) “optimismo” era un término naciente utilizado por filósofos (especializados), que refería a que el mundo en el que vivimos es el mejor de los mundos posibles. Se trató de un momento histórico de teorías nuevas y cambios en la política (separación de la religión), que propició el debate de ideas. El libro fue censurado por la Iglesia Católica en su momento, pero de igual modo alcanzó un gran éxito y volvió a ser best seller tras un atentado a una revista de sátira en 2015.

La selección del lugar de Westfalia en la novela hace referencia a un acontecimiento real histórico, a una guerra que se ha producido por la cuestión de la tolerancia entre religiones, generando innovaciones en las leyes, demarcando de un antes y después en relación a determinadas cuestiones vinculadas con el tema.

Al principio de la novela, Cándido está en un lugar de inocencia y es expulsado, siendo esto un guiño hacia las ideologías católicas y cristianas. El personaje representa y sostiene el cuestionamiento respecto a la religión, reflexionando a raíz del hecho de que un amigo haya contraído sífilis (una enfermedad incurable en esa época) y que el enfermo lo acepte como parte del diseño de Dios. El autor juega con las falacias de la lógica que infieren que los eventos están casualmente vinculados para promover una determinada ideología, como justificaciones. Aparece en la historia el personaje de una mujer advirtiendo que hay cuestiones en la vida que no tienen explicación racional, indica que ha sufrido y sido sometida a maltrato, que ha pensado varias veces en que no vale la pena y no tiene sentido vivir.

El autor recurre al aprovechamiento de situaciones reales históricas y a la idea de que la uniformidad de opiniones, y maneras de ser, no es productivo, no genera crecimiento. Aparece también en el libro referencia a la esclavitud, cuando los personajes pasan por la región de Surinam encuentran a un esclavo (un negro con solo un calzón, faltándole una mano y una pierna), quien les dice que su amo lo ha puesto en ese estado, que eso es lo normal, que es el precio del azúcar que se come en Europa (en esa época existía el “código negro” como ley en la que se especifica el tipo de trato que se le da al esclavo).

Hacia el final de la novela el personaje consulta a un filósofo de Turquía sobre la maldad del hombre y éste le responde que no hay razón para que piense en eso, que lo mejor es callarse. Aparece allí una demostración limitada de la conciencia, una visión antropocéntrica. Luego el autor construye una parábola, cuando los personajes pasan por la granja de un hombre humilde, que dice que el trabajo aleja tres grandes males: el  tedio, el vicio y la necesidad.

En cuanto a la estructura y características narrativas, en el libro se puede observar que el texto transcurre de manera fluida y rápida; la lógica y fórmula de funcionamiento de los episodios procura no enredar el argumento, ni generar digresiones ni capas de argumentos sobre los personajes; se economizan todos los recursos en función de la máquina satírica, donde solo importa mostrar la colección de figuras del mal; la economía de explicaciones argumentativas acelera la narración.

Hay una permanente intensificación de la crueldad de todo tipo (naturales, morales, sexuales, económicas) y un continuo renacimiento de los personajes (mueren y son resucitados). La obra está construida con una gran simpleza sintáctica de las oraciones (fórmula sujeto, verbo, objeto), y episódica (construcción secuencial). Se construye con herramientas simples un texto de enorme densidad de ideas en funcionamiento. En regencia a la legibilidad, como intención satírica, este texto obliga a una lectura que requiere de un conjunto de competencias y habilidades. Se intuye la consideración de los lectores del texto, por parte del autor, como personas con ideas afines.

La obra también posee ciertos rasgos que resultan procedentes de la novela de formación. Se puede apreciar la transformación del personaje, que decide desprenderse finalmente de las palabras de su mentor para replegarse en la tarea práctica y directa con la naturaleza controlada. Esto, a su vez, señala la necesidad de una relación empirista, donde la conducta surge no de Dios ni de un conjunto de ideas, sino de una relación específica con el entorno, reivindicando la idea de construir juicios propios. Se puede considerar que la obra fue creada bajo la intención de satirizar cualquier tipo de formación basada en un sistema de ideas preestablecido, convirtiéndose en una crítica a la idea de que hay un repertorio de preceptos preexistentes que sirven más allá del contexto y situación.

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