Conversaciones Siete Artes: «Arte y feminismo», con Camila Reveco (Editora de contenidos de Revista Ophelia). Por Maximiliano Curcio

Cuando en 1971 la historiadora de arte estadounidense Linda Nochlin publicó su ensayo «¿Por qué no han existido grandes artistas mujeres?», el movimiento feminista ya había hecho eclosión en el mundo; y el arte se había pronunciado al respecto. A la postre convertido en un célebre escrito, la pluma de Nochlin cuestionaba el canon masculino nunca antes puesto en tela de juicio: ¿de qué hablamos cuando hablamos de <<géneros y genios>>? Cuestionar el elitismo y la occidentalización a la hora de hablar de arte, seguramente, habrá incomodado a la escuadrón de la moral imperante. La disidente postura que rompa parámetros establecidos y dignifique el rol de la mujer en el arte fue irremediablemente acompañada por la toma de mando necesaria a la hora de adquirir una voz representativa de peso dentro de los diversos campos de expresión, requiriendo una serie de posturas lo suficientemente radicales como para cuestionar aquello que las instituciones y el academicismo amparaban. Incluso en estos tiempos, puede que ciertos sectores sociales de lo más conservadores se escandalicen y busquen disminuir el impacto con el que el movimiento se ha consolidado a lo largo de los últimos años, aunque tampoco deberían sorprenderse aquellos más escépticos si rastreamos los orígenes, con miras de concientizar. La historia nos cuenta que el movimiento feminista emergió en los años sesenta, consolidando la figura de una serie de emblemas provenientes de campos del arte y el saber tan variados. Autoras, actrices, periodistas, pintoras o cineastas. De Miriam Shapiro a Yoko Ono. De Judy Chicago a Lygia Clark. De Agnés Varda a Gloria Steinem. De Betty Friedan a Jane Fonda. Las principales portavoces del discurso feminista constituyen íconos para la sociedad: activistas de los derechos de la mujer, referentes y fundadoras de las luchas por la igualdad. Líderes legendarias y generacionales, quienes atendieron el llamado de su vocación lejos de cualquier zona de confort profesional, comprometiéndose con un tiempo demandante de un profundo cambio. Un viaje hacia el nacimiento de esta lucha por una justa toma de conciencia espeja, en más de un sentido, las coordenadas históricas, políticas y sociales que atraviesa el movimiento en la actualidad. Semejante revelación nos recuerda, no sin resultarnos llamativo, que algunos vicios y malos hábitos de las sociedades patriarcales continúan tristemente vigentes. Educar y adecuar la mirada equitativa al hablar de feminismo, en el siglo XX o en 2021, no se trata de un fenómeno de moda; se trata de un modo de aceptar el fenómeno. Por Maximiliano Curcio

Ophelia es una revista dedicada a la difusión y promoción de la obra de artistas contemporáneos, que busca establecer nexos entre creadores y gestores culturales de distintos países, y procura, fundamentalmente, convertirse en un espacio de reflexión sobre el circuito artístico. En cada número te presentan, a través de entrevistas, a dibujantes, pintores, escultores, grabadores y artistas digitales de distintos países. Hoy, nos conversamos nuevamente con su Directora de Contenidos, la Licenciada en Comunicación Social Camila Reveco, acerca de su más reciente número.

Las páginas que acompañan la entrevista corresponden a la grabadora chilena Cynthia Araya Dávalos

¿De qué manera abordás la temática del feminismo a través las artistas que participan en el último ejemplar?

“¿Creen que existe un arte femenino?”, “Son pocas las mujeres que se dedican al arte de manera profesional en relación a la cantidad de hombres. ¿Por qué será?”, “¿Creen que se ha incrementado la presencia de las mujeres en el mundo del arte?”, “¿Tenemos hoy verdaderamente ʻmás oportunidadesʼ de ejercer la vocación?”. Estas fueron algunas de las preguntas que le hicimos a las artistas entrevistadas y que nos permitieron, de forma general, poder pensar temas en torno al feminismo y el rol de la mujer en el arte. 

¿Cuál dirías que es el desafío primordial de este número?

Confieso que armar este ejemplar nos generó como equipo algunas inseguridades en torno a lo que significa pensar un “especial de mujeres” y reunir artistas por el sólo hecho de ser féminas, sabiendo que dicha decisión no involucra, necesariamente, una reflexión en torno al feminismo y conscientes, además, que las obras de muchas de las creadoras aquí reunidas, no tienen, al menos de forma explícita, una temática vinculada a la perspectiva de género. 

¿Y que riesgos estimas que atañe este tipo de decisiones?

El más preocupante, quizás, tiene que ver con esto de “caer” en la banalización de la lucha feminista y contribuir a lo que algunos llaman, despectivamente, “la moda del feminismo”. Cuando, en realidad, cualquier intento de pensarnos como mujeres debe tener, ante todo, el objetivo de visibilizar la falta de equidad y repudiar cualquier tipo de violencia machista. 

¿Qué objetivos se plantea Ophelia en lo que vincula la difusión del arte contemporáneo?

Pienso que, para que un producto cultural -y en este caso una revista-, pueda llamarse “feminista”, debe tener el propósito explícito de educar a sus lectores sobre la desigualdad que existe entre hombres y mujeres y, Revista Ophelia, si bien tiene las mejores intenciones en esta materia, de ninguna forma puede sentirse una publicación feminista. Su objetivo central sigue siendo el de difundir el trabajo que llevan a cabo artistas contemporáneos, más allá de su género. 

Las páginas que acompañan la entrevista corresponden a la grabadora chilena Cynthia Araya Dávalos

¿Quiénes son las artistas reunidas en el presente número?

Son veintidós mujeres las que han hecho posible esta Ophelia y, desde Canadá, Chile, Paraguay, Argentina, México, España, Bolivia y Perú, nos muestran su arte, nos hablan de sus propuestas y búsquedas estilísticas y, además, nos han expresado impresiones sobre el tópico “la mujer en el arte” -y esto a partir del célebre artículo “¿Por qué no ha habido grandes mujeres artistas?” de la historiadora Linda Nochlin, líder en estudios de historia de arte feminista, publicado en 1971. La mayoría de ellas son artistas figurativas, otras, navegan dentro de la abstracción, pero también están las que se conectan con ambas expresiones haciéndolas convivir. En todos los casos, se plasman sus identidades como artistas de este tiempo y por supuesto, como mujeres que apuestan por trabajar un lenguaje plástico de forma meticulosa y obstinada.

¿Qué reflexión te merece la opinión sobre el feminismo vertida por estas artistas?

Ojalá que los comentarios o las creaciones estéticas de estas artistas puedan aportar insumos para que nos reconozcamos como mujeres con más similitudes que diferencias, porque, más allá de las experiencias propias, de los lugares en los que cada una ha crecido o la generación a la que pertenecemos, hemos atravesado situaciones semejantes que nos conectan. 

¿Qué juicio de valor podés estimar llevan a cabo referentes del arte acerca de la igualdad de género? 

Muchos artistas expresan temas actuales; contingentes. Siempre ha sido así y la pintura figurativa, sobre todo, tiene el poder de «registrar» muchos de los asuntos que le preocupan a los hombres y mujeres en el mundo. Por supuesto, no todos eligen representar temas sociales o políticos, y está perfecto, es excelente para el estado del arte en general que sea así; que haya variedad de temas y de búsquedas. Definitivamente hoy se ve a muchos artistas en las redes, compartiendo trabajos que indagan acerca del feminismo. El tema es ¿cómo hacerlo? ¿de qué forma? Es un asunto «explotado» y aveces siento que falta contundencia y originalidad para mostrarlo a través del arte; se ven muchas obras muy parecidas entre sí. Aunque el hecho de que hayan buenas intenciones es, por  supuesto, lo más valioso; quiero decir, que el o la artista intente contribuir a una mayor visibilidad de las cuestiones por las que el movimiento de mujeres lógicamente que es positivo. Pero este es un fenómeno muy relevante, y por eso mismo exige de agudeza y de mucho estudio, si no, estamos repitiendo «frases hechas» -sucede con frecuencia- y podemos creernos parte de un movimiento sin saber muy bien por qué. Sería interesante que adoptemos una actitud crítica, una reflexión interna muy honesta y sincera sobre cómo relacionarnos con el feminismo hoy. Pienso que debemos ser responsables para evitar caer en hipocresías.

¿Por último, qué podrías comentarnos acerca de las artistas destacadas de este último número?

La canadiense Sheryl Luxenburg es la segunda vez que nos elige para mostrar sus trabajos y Sharon Pérez es la primera pintora boliviana de la plataforma. Es indiscutible que la historia de vida, los testimonios y la obra, en cada una, están fuertemente entrelazados y pienso que ellas aportan, de forma muy contundente, a la discusión en torno al feminismo visto como un viaje emancipatorio, hacia la libertad. Cada una, además, a su modo y desde su país de origen, conoció y se vinculó en determinado momento con activistas feministas y eso les significó un cambio, una ruptura, una mirada diferente que las transformó como mujeres, y por ende, determina hoy los conceptos que trabajan en su arte. Sheryl, nos muestra en la revista “Everything There Is A Season”. Impactante obra que le llevó dos años y medio de trabajo. A través de este tríptico logró hacer catarsis, pudo decir que fue víctima de abuso intrafamiliar, pudo denunciar públicamente lo que le ocurrió en el pasado -y que le llevó mucho tiempo asimilar-, pudo expresar, además, que el abuso es un delito y, a través de su testimonio, ha podido animar a que otras personas que han sido o son víctimas no callen.  Sharon, desde La Paz, representa a mujeres afro-bolivianas que han sufrido de marginación, miseria y olvido. Pero ella no está contando la historia de “otras”, está contando la suya propia, y no fue un camino fácil identificarse como afro-boliviana. Le costó mucho tiempo sentirse orgullosa de su tez morena y de sus cabellos rizados. La pintora hoy reivindica a estas mujeres víctimas de una combinatoria de distintos sistemas de opresión -mujeres, pobres y negras- que determina, finalmente, la posición socioeconómica en la que viven. 

Las páginas que acompañan la entrevista corresponden a la grabadora chilena Cynthia Araya Dávalos

Te invitamos a conocer el Canal de YouTube de REVISTA OPHELIA: https://www.youtube.com/channel/UCw5GNJW8b05hy4PaiqmFRrQ

Para postulaciones, enviar obras recientes a: ophelia.revista@gmail.com

Se pueden descargar los diez ejemplares de Revista Ophelia de forma libre y gratuita desde http://www.revistaophelia.com

Un comentario

  1. Soy pintora mujer Tere Unsain, llevo 40 años en la profesión, me he casado , he tenido hijos 3 , uno murió, y con gran ilusión he querido aunar los dos amores de mi vida… hace 22 años me quedé viuda y continué , pelee por seguir trabajando por completo con la pintura y pagar el confort que habíamos conseguido….lo conseguí por suerte, creo que cuando algo amas a fondo lo das todo…todo …todo.

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