HISTORIAS CASI OLVIDADAS – ESCUPIRÉ SOBRE TU TUMBA: «El histórico desprecio de los argentinos por sus héroes»

Por ERIN BAKER

«Todo aquel que ose entregar su vida por estas tierras, sepa que estará signado a la injuria, a la condena pública, al exilio o a que ruede su cabeza»

Juan Manuel de Rosas

Cuenta Víctor Haya de la Torre, pensador y político peruano, que en un encuentro en la Biblioteca Nacional de Berlín con un notable hombre de ciencia, que había vivido algunos años en la Argentina y otros países americanos, al pedirle sus impresiones sobre nuestros pueblos, dijo que éramos “crueles”: “Crueles en el sentido de falta de generosidad, de falta de respeto entre los unos y los otros. No con el extranjero, al que le brindan excesivo sometimiento. Crueles entre Uds. mismos.

El sabio alemán, especialista en Antropología Social, cuyo nombre no fue dado al público, por temor a la “crueldad latinoamericana”, marcaba una gran diferencia entre crueldad y severidad. Para él no somos severos, porque somos injustos. Siendo nuestros pueblos débiles –decía- tienen que ser excesivamente crueles: “Día vendrá en que la fortaleza los haga generosos y respetuosos unos con otros.

Ese día, el día de la generosidad y del respeto mutuo, el día de la reconciliación nacional, el final del tiempo en que brindábamos al anglosajón excesivo sometimiento para que nos sometiera mejor, llegó con el amanecer del 2 de abril, meridiano de la patria.

SINDROME DE LA VIOLENCIA

También dijo el profesor alemán que éramos una sociedad de una “crueldad cínica y cobarde.

La crueldad ejercida contra el adversario político no es reciente, se inicia con la Revolución de Mayo, cuando Mariano Moreno –ejemplo del individuo extremista y radicalizado, exaltado y sanguinario, y hostil hacia el pasado- fusila a Liniers, líder del triunfo argentino sobre el Imperio Británico en 1806-1807, “en nombre de los sagrados derechos del Rey y de la patria.” La inopinada catástrofe de Liniers (perteneciente desde los 12 años a la Orden de San Juan de Jerusalén), el asesinato múltiple de Cabeza de Tigre (fueron cinco los fusilados), era justificado como delito de lesa majestad, como un delito de orden público. Moreno, victimario, fusila en defensa del Rey. Liniers, la víctima, muere en defensa del Rey. ¿Cómo se entiende? El contrasentido se entiende cuando nos enteramos que quien firmó la sentencia de muerte de Liniers es el mismo que escribió, sin ponerle firma, que debía protegerse al comercio inglés, “aunque suframos algunas extorsiones” y que debía entregársele a Inglaterra la isla Martín García para que la “poblase con una colonia y puerto franco a su comercio.”

Quizás este “excesivo sometimiento al extranjero”, como señaló el alemán, al que Scalabrini Ortiz le puso nombre, cuando dijo que el verdadero imperio lo constituía Gran Bretaña, y que los hilos de su siniestra diplomacia continuaban gobernando la política argentina, sea la causa, razón y fundamento del cainismo argentino.

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