LA PANTALLA SERIADA / «EL ENCARGADO» (Star +, 2022). Por MAXIMILIANO CURCIO

LA MIRADA INDISCRETA

De la mano de la exitosa dupla creativa conformada por Gastón Duprat y Mariano Cohn, llegó a Star+, durante el pasado año, la producción “El Encargado”, serie de once capítulos, protagonizada por el excepcional Guillermo Francella, junto a un ilustre elenco cuyo reparto incluyó a Adriana Aizemberg, Darío Barassi, Gabriel Goity, Gastón Cocchiarale, Jorge D’Elía, Moro Anghileri, Martín Seefeld, Nicolás Vázquez, Mariano Argento, Manuel Vicente, Malena Sánchez y Luis Brandoni. Mérito a su calidad, se convirtió en flamante candidata a recibir el galardón a Mejor Miniserie Iberoamericana, Mejor Creador de Miniserie Iberoamericana y Mejor Interpretación Masculina en Miniserie, en el marco de la entrega anual que organiza la prestigiosa EGEDA.

De la original y creativa dupla responsable de “Mi Obra Maestra” (con el propio Francella como protagonista), arribó a la pantalla doméstica una microscópica examinación del particular universo que convive en un consorcio de edificio. Debates, rencillas, chismes, rumores. Nadie está a salvo del qué dirán, todos buscan tomar ventajas. En la terraza del inmueble de un selecto barrio porteño se prometen mejoras que conllevarán daños colaterales: la construcción de una pileta a todo lujo atenta contra la vivienda (y el puesto de trabajo) que ocupa un histórico encargado. El ojo voyeur de Eliseo, recorriendo pisos, pasillos y halls, hace gala de una notable eficiencia y de una personalidad compradora. ¿A quién puede disgustarle su accionar? Al servicio de los requerimientos del consorcio, puede ser lo más servicial y efectivo, en igual medida que manipulador y sarcástico. Detalles de la cotidianeidad que conoce al dedillo son cartas a su favor. Horas, rutinas, costumbres. De los poderosos se burla, les promete batalla. Si hay negocio a la vista, pelea porcentajes ¿Quién es en realidad Eliseo? Su fachada no caerá fácilmente y “El Encargado” enciende el dilema ético.

Puertas afuera, aplica el refrán más conocido: no todo es lo que parece. El encargado tiene todo planificado. Miente, fabula y teje historias que conmueven acerca de su traumático pasado. A la pesca de todo inocente e incauto a quien aventajar. ¿El motivo? Conservar su trabajo. El suyo es un estudio antropológico, en busca de identificar quién será su aliado, quién su próxima víctima. Obsesivamente, recaba datos pormenorizados en su bunker secreto. Hurga en la basura, si es necesario, la palabra privacidad no existe en su diccionario. Desinteresadamente, ayuda a un niño y a una mujer mayor. ¿Cuál es el costo y cuál el beneficio? Con magnética virtud, Francella expone su mejor versión de ‘The Joker’; tras la risotada siniestra acecha, amenazante, una densa oscuridad. ¿Te lo creíste? ¡Era sólo un chiste! Directamente proporcional al asombro que nos produce semejante corporización de lo inescrupuloso, su talento no deja de maravillarnos. El formidable lenguaje gestual de uno de los más grandes intérpretes de nuestro medio abarca un enorme espectro emocional. En cuestión de segundos, su rostro se transforma. El inmenso capocómico no necesita decir palabra alguna para hacernos descostillar de risa; sin embargo, sus ansiados latiguillos no se hacen esperar.

La serie, de modo inteligente y prolongando su interés, capítulo a capítulo, persigue rastros de humanidad tras el permanente cálculo de ganancia del indescifrable Eliseo. Quien se mueve como pez en el agua en un ecosistema hecho de normas y reglas que él conoce a la perfección. Y está dispuesto a romperlas, con tal de salvar su pellejo ¿El fin justifica los medios? En un edificio en donde conviven familias de clase alta, el dinero mide las intenciones omitiendo al prójimo. Dispuesto a accionar sus malas artes sin timidez alguna, el encargado muestra su faceta más siniestra; vigilia y castiga. Con Eliseo no se jode. Treinta años de antigüedad avalan sus prácticas. Se mira al espejo, escudriña cada gesto. Este payaso diabólico guarda a cada paso una canallada. La conciencia enciende la alarma y en la soledad atiende el llamado: deja mensajes en su propio contestador. Disociado, no se hará cargo de sus condenables actos. Todo sea por un voto. En realidad, deberían elegirlo presidente del consorcio. Tras los hechos que precipitan el último capítulo, aguardamos la segunda temporada…quizás el ídolo más cuestionado pero requerido ante cualquier emergencia acabe comprando los corazones. Y por mayoría absoluta.

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