CLÁSICO…: ‘El Extraño’ (1946), de Orson Welles. Por HÉCTOR SANTIAGO

El Extraño o Extranjero es una película filmada por Welles en 1946, unos años después de El ciudadano Kane. Con un presupuesto restringido y un contrato que estipulaba sólo 4 semanas de rodaje, Welles se abocó a la tarea de realizar una película de suspenso sobre la búsqueda y desenmascaramiento de uno de los principales responsables del genocidio judío en la alemania nazi que, camuflado como profesor de historia, se refugia en una pequeña villa llamada Harper. 

Pese a las limitaciones presupuestales que condicionaron su trabajo Wells logra realizar un film consistente, de un ritmo sostenido y un creciente suspenso a lo largo de l hora y media.

Si bien no es una obra compleja desde el punto de vista argumental Welles logra imprimir sus huellas artísticas en el uso de la luz, el despliegue de planos picados y contrapicados, el empleo de travellings, el uso de la profundidad de campo, la elaboración de metáforas originales y una sólida progresión psicológica en sus personajes, particularmente en el falso profesor de historia que protagoniza el propia Orson Welles.

Con fuerte influencia del expresionismo alemán, Welles hace uso a lo largo de la obra de los claros-oscuros para enfatizar las identidades de sus personajes y el carácter de determinadas situaciones. Así, a las personalidades honradas, bondadosas y sinceras se les asocia primeros planos de abundante luz y por el contrario, las sombras ominosas acompañan el rostro de jerarca nazi en los momentos que su prioridad es el engaño a los otros. Y también la oscuridad domina los momentos donde las situaciones son peligrosas (v.g. descenso del barco transoceánico, la subida de la escalera y su preparación para el accidente de la esposa, en la escena del desenlace final ) Incluso de manera explícita como cuando la esposa, ya en conocimiento de la situación límite que vive su marido, insiste una y otra vez a la mucama en la necesidad de tener permanentemente cerradas las cortinas, convirtiendo dicha acción en una metáfora sobre el ocultamiento de la verdad. Luz y sombra se convierten así en auxiliares eficaces para ofrecer en lenguaje cinematográfico la lucha entre valores morales que separan y enfrentan a los protagonistas, estados de ánimo, atmósferas, etc. 

La transformación personal que transmite el personaje personificado por Welles es destacable. Desde el rostro apacible de un profesor de historia y una actitud de atento marido se llega al semblante demudado de una cuasi demencia, con una mirada que expresa planes inconfesables o el propósito de intimidar a su esposa.

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